Título
Notificación del Obispo (30-3-2020)
Queridos Hermanos Sacerdotes:
 
De nuevo me pongo en contacto con vosotros para advertiros de las nuevas medidas que ha dispuesto el Gobierno de la Nación en forma de Real Decreto-ley 4166/2020 que hoy publica el
B.O.E. y que nos afectan en alguna medida a nuestras comunidades:
 
 
1. Las oficinas del Obispado quedarán cerradas hasta el 9 de abril, como todas las empresas sujetas al citado Decreto. Los empleados estarán en sus respectivos domicilios. Al coincidir con Semana Santa y Pascua, deseo insistir en que se abrirán de nuevo las oficinas el martes día 14 de abril, a no ser que una nueva medida lo impida. Por supuesto que es de aplicación a los empleados de las parroquias.
 
 
2. Quienes acudís al tanatorio o a los cementerios a rezar con las familias de algún difunto, observad las recomendaciones enviadas y conocidas por todos. Os adjunto la Orden del Ministerio de Sanidad en la que se impide cualquier celebración en los tanatorios porque los asemeja a los velatorios (Art. 3 y 5). Hace falta que vayáis provistos de guantes y mascarilla. En la casa sacerdotal las hermanas os los pueden proporcionar. El tanatorio suele disponer del equipo individual de protección; en el caso de los cementerios habría que preguntar a sus responsables por esta misma cuestión.
 
 
3. Respecto al mantenimiento de los templos abiertos, por el mismo sacerdote, el Decreto no dice nada en contrario, sin embargo el anterior R. Decreto 4603/2020 (en el que se fijaba el estado de alarma) asemejaba los templos a monumentos, museos… y que deberían permanecer cerrados. Los párrocos, como responsables de los respectivos edificios, tenéis que asegurar el cumplimiento de las medidas impuestas respetando, en caso del acceso de alguna persona a la oración individual, la correspondiente separación física entre personas.
 
 
4. Para cualquier dificultad o consulta podéis continuar llamando al teléfono del Vicario General o al del Obispo. No dudéis nunca en hacerlo.
 
 
5. Parece que éste tiempo de confinamiento afectará a las primeras Comuniones y Confirmaciones. Algunas diócesis ya han decidido aplazarlas a principio del próximo curso. En la nuestra todavía no lo hemos comentado. Respecto a las primeras Comuniones, como criterio os puedo avanzar, para evitar consultas y nerviosismos de las familias, que lo decida cada parroquia en connivencia con los padres afectados. Respecto a la administración del sacramento de la Confirmación, tomaremos la decisión la próxima semana. Reitero el mismo consejo: No dejéis de permanecer unidos al Señor en la Oración.
 
 
También buscad la comunicación con vuestros feligreses. Qué nadie se sienta solo o abandonado. Probad también con los medios modernos a vuestro alcance para seguir en contacto con los colaboradores parroquiales. Tendremos que adaptarnos a nuevas fórmulas de relación y de evangelización. Me consta que algunas delegaciones os envían materiales para vuestra ayuda.
 
 
Me alegra comunicaros que la Xarxa d’Entitats Socio-Caritatives de la diócesis de Lleida, continúa dando servicio a muchos usuarios que, durante el año necesitaban de la ayuda. Ahora, mucho más. No insisto en lo que cada parroquia está haciendo en su propia Cáritas, porque es conocido por cada uno de vosotros. Sabed que la referida Xarxa está actuando en nombre de la diócesis a favor de los más vulnerables de nuestra sociedad. Nos gustaría dar a conocer mucho más ésta labor.
 

30 de marzo de 2020

Algunas orientaciones pastorales y doctrinales para este tiempo de pandemia
Estimados hermanos sacerdotes, diáconos, religiosos y colaboradores parroquiales:
 
Os he enviado varias notas intentando responder a algunas cuestiones nuevas y debidas a la situación excepcional que vivimos. Parece en algunos momentos que hay repeticiones o rectificaciones. Disculpad si se tiene esa impresión. Por nuestra parte se trata de atender pastoralmente de la mejor manera posible y ayudaros en vuestra tarea en medio de la comunidad parroquial. Espero que pueda alcanzar este objetivo.
 
Ahora he preparado un resumen de lo que os puede interesar más y lo he dividido en tres apartados que corresponden a las celebraciones de los sacramentos en este tiempo pascual y también a la atención pastoral a las familias de los difuntos.
 
 
CELEBRACIONES DE SEMANA SANTA
 
Dada la grave circunstancia del confinamiento en nuestros domicilios que se alarga en el tiempo, y considerando el impedimento para celebrar la liturgia comunitariamente en nuestros templos, os ofrezco algunas orientaciones. Es posible alguna reiteración.
 
 
1) La Eucaristía, tanto en la catedral como en las parroquias y comunidades donde se considere oportuno celebrarla, tendrá lugar sin la participación física de fieles. Como ya hemos venido haciendo esta semana, son de gran ayuda los medios de comunicación telemática en directo, no grabados. Hay que indicar que la Misa «sin pueblo» no significa «con la ausencia del pueblo», ya que en la Eucaristía todo el Cuerpo de Cristo está presente (totus Christus). Quienes no tienen la posibilidad de reproducir telemáticamente estas celebraciones, recuerden que la celebración litúrgica en el orden de la gracia tiene todo el valor. Es bueno, y estarán contentos, que los fieles sepan la hora que el sacerdote celebra la Eucaristía en la parroquia, aunque no sea retransmitida telemáticamente. Le puede acompañar, presencialmente, una persona de confianza, guardando siempre la prudencia y las normas sanitarias vigentes. El resto de fieles, desde casa, se pueden unir a la oración de toda la Iglesia.
 
 
2) La Eucaristía del Domingo de Ramos se celebrará conmemorando la entrada del Señor en Jerusalén según la fórmula tercera, o entrada sencilla (Misal Romano, p207), omitiendo el rito de la procesión y de la bendición de los ramos. En mi caso la celebraré a las 12 horas en la Catedral.
 
 
3) La Misa Crismal, con la bendición de los Santos Óleos, la celebraré por toda la diócesis en la catedral, el día 7 de abril, a las 7 h. de la tarde. La Misa, sin la participación presencial del Pueblo santo de Dios. Únicamente invitaré a los tres arciprestes de la ciudad. La distribución de los Santos Óleos se hará más adelante, cuando termine el estado de alarma. La renovación de las promesas sacerdotales, como indicaba la carta del Presidente de la Conferencia Episcopal Española, que ya habéis recibido, queda trasladada en nuestra diócesis al día de la Solemnidad de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote el próximo 4 de junio.
 
 
4) Respecto al Triduo Pascual, recuerdo lo establecido en el «Decreto en tiempos de COVID-19» de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del pasado 19 de marzo (Prot. N. 153/20): El Jueves Santo, según lo establecido por aquellos a quienes compete, se puede celebrar la Misa de la Cena del Señor. Sabéis que se ha concedido excepcionalmente a todos los presbíteros la facultad de celebrar en este día la misa sin pueblo, en un lugar adecuado. El lavatorio de los pies, que es facultativo, se omite. Al final de la Misa de la Cena del Señor se omite también la procesión y la reserva en el sagrario del Santísimo Sacramento. Los sacerdotes que no tengan la posibilidad de celebrar la misa deben rezar Vísperas (cf. Liturgia Horarum LH II, p. 391). Yo celebraré esta fiesta en la Catedral, a las 19 h.
 
 
El Viernes Santo se puede celebrar la Pasión del Señor. Hay que añadir en la Oración universal, antes de la última intención del misal, esta otra:
«Oremos también por los afectados por la pandemia que nos aflige, por los profesionales de la salud que los atienden, el reposo eterno de los que han muerto y por el consuelo de sus familiares y para que Dios todopoderoso aleje del mundo este mal. Oración en silencio.
 
 
Después el sacerdote dice:
 
 
Oh Dios, refugio en las dificultades, fuerza en la enfermedad, consuelo en las lágrimas, mirad benignamente nuestra tribulación, aparta del mundo el mal que lo perturba, y confírmanos en la fe y en la caridad, porque no dudamos de tu providencia de Padre. Por Jesucristo nuestro».
 
 
La adoración de la cruz consistirá en un breve momento de silencio, tras una invitación a los presentes a realizarla de forma conjunta. Este acto el celebraré en la Catedral a las 17 h.
 
 
La Vigilia Pascual se podrá celebrar con estas condiciones: para el «Inicio de la vigilia o lucernario», celebrada en el mismo presbiterio, se omite el fuego, se enciende el cirio y, omitida la procesión, se hace el pregón pascual (Exsultet). A continuación sigue la «Liturgia de la Palabra». En la «Liturgia bautismal», omitida la bendición del agua, tan sólo se renuevan las promesas bautismales (cf. Missale Romanum, p. 371, n.55 o Misal Romano, p. 255). Seguidamente se celebra la «Liturgia eucarística». Los que no participan de la Vigilia Pascual celebrada en la iglesia, deben rezar el Oficio de Lectura indicado para el Domingo de Pascua (cf. Liturgia Horarum II, p. 446). Se trata de una antigua tradición de la Iglesia para los que no pueden participar o celebrar la Vigilia de Pascua.
 
 
Esta celebración la presidiré en la Catedral, a las 23.30 h. Para la eucaristía del Domingo de Pascua, se omite el rito de la aspersión. Celebraré este día la Eucaristía en la Catedral, a las 12 h.
 
 
Recuerdo que el Viernes y el Sábado Santo, al mediodía, no se deben tocar las campanas de las iglesias, como se viene haciendo todos estos días. Con todo, a la misma hora, se puede hacer una oración en silencio por todos los enfermos y damnificados por la epidemia, rezando igualmente la oración del Ángelus.
 
 
 
SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
 
 
En relación al sacramento de la Reconciliación en la actual situación de pandemia, de acuerdo con la Nota de la Penitenciaría Apostólica del pasado 20 de marzo, recuerdo lo siguiente:
 
 
1. La celebración del sacramento, cuando sea el caso, deberá tener lugar en un recinto ventilado, fuera del confesionario, con la adopción de una distancia adecuada, con las medidas sanitarias pertinentes, y con la absoluta atención para salvaguardar la reserva y la necesaria discreción que pide este sacramento.
 
 
2. La absolución colectiva sólo podrá tener lugar en caso de grave necesidad, en una sala o recinto donde se encuentren reunidos ​​varios fieles contagiados en peligro de muerte. Si desgraciadamente se diera el caso durante la pandemia, se autoriza al sacerdote usar esta fórmula, con la obligación de informarme personalmente antes o después. (Cf. Ordo Paenitentiae, n.32).
 
 
3. Estas disposiciones nos recuerdan también la importancia de valorar más adecuadamente el llamado «acto de contrición perfecta», o «contrición de caridad», descrita en el mismo Catecismo de la Iglesia Católica, núm.1452. Cuando un creyente se encuentra con la dolorosa imposibilidad de recibir la absolución sacramental, se debe recordar que la contrición perfecta, procedente del amor a Dios estimado sobre todas las cosas, expresando en la oración personal una sincera petición de perdón y con el deseo de confesar los pecados cuando sea posible. El Señor otorga el perdón, incluso los pecados más graves.
 
 
ORACIONES POR LOS DIFUNTOS Y LAS EXEQUIAS.
 
 
Atendiendo una Orden del Ministerio de Sanidad; del pasado 21 de marzo que tieneefectos para toda España y mientras dure la situación de crisis sanitaria ocasionada por COVID-19, (adjunto el texto del BOE del día 22) os quiero advertir lo siguiente:
 
 
- Vivimos unas condiciones especiales durante estos días, por eso nos atenemos a lo dispuesto en esta norma, cuya entrada en vigor se produjo el día 14 de marzo (R. Decreto 463/2020).
 
 
- No se aplica la necesidad de las veinticuatro horas para poder realizar el entierro de un difunto.
 
 
- Afecta a todas las defunciones, independientemente de su causa, excepto la de muerte violenta, que es al criterio de la autoridad judicial correspondiente.
 
 
 
En contacto con los servicios funerarios de Lleida os informo que, a solicitud de la familia, avisarán a la parroquia del difunto. Así lo hacíamos habitualmente. El sacerdote concertará la hora de celebración en la Sala Ecuménica. La empresa dispone de geles desinfectantes y mascarillas para el que presida la oración. Cuando se trate de una defunción por coronavirus, la funeraria se pondrá igualmente en contacto con el cura de la parroquia que corresponda, y la breve oración se realizará a la entrada del cementerio, respetando siempre las normas sanitarias. En las parroquias de nuestras comunidades rurales los Ayuntamientos han emitido órdenes al respecto que hay que aplicar en estos mismos casos.
 
 
Lo dispuesto en la orden ministerial adjunta justifica que las empresas funerarias no pueden garantizar el aviso al sacerdote con las 24 horas de anticipación como sucedía en la situación anterior. Os agradezco vuestra disponibilidad para atender a las personas en estos momentos tan significativos para las familias y para nuestras comunidades.
 
 
Lleida, 27 de marzo de 2020
 
+ Salvador Giménez, obispo de Lleida
Missatge del Bisbe Salvador davant de la pandèmia de coronavirus

 

El Obispo de Lleida Salvador Giménez hizo público el 21 de marzo un mensaje a todos los fieles de la diócesis con motivo de la pandemia de coronavirus. 

 

 

El Obispo Salvador animoa a los fieles a no tener miedo y agradeció el trabajo del personal sanitario y de los servicios de emergencia. El mensaje fue grabado en el oratorio de la Virgen Blanca de la Academia.

 

 

 

Ante la pandemia

Os dejamos con el artículo que nuestro Obisbo Salvador ha hecho llegar a todos los sacerdotes de la diócesis y a los medios de comunicación en estos momentos de incertidumbre por la crisis del coronavirus.  

 

Escribo estas líneas en la tarde del dieciocho de marzo y, mirando pensativo, a través de la ventana las antes bulliciosas calles que ahora están vacías de gentes y sin apenas circulación rodada.

 

Seguramente ha sido un impulso natural el querer escribir algo sobre la terrible pandemia que estamos sufriendo todos. ¿Sería mejor estar callado? ¿Es menos comprometido el silencio? Acepto los riesgos que comporta el hablar o el escribir sobre un asunto tan complejo, tan tremendo y que causa un gran temor en todos nosotros.

 

El impulso tiene una motivación inicial, un desarrollo y un final con un enfoque exclusivamente cristiano. Es decir, con sentimientos que nacen del obispo de esta diócesis, de un pastor que cuida su rebaño, y que se dirigen al corazón de las personas creyentes que tiene encomendadas por el Buen Pastor que es Jesucristo. También, por supuesto, estos sentimientos se acercan a todas las personas que comparten con nosotros la vida ciudadana.

 

Sobre esta dura realidad se ha escrito mucho en estas últimas semanas desde todos los puntos de vista. Desde la ciencia, la sanidad, la psicosociología, la economía, la cultura o las relaciones internacionales. Se han valorado las causas, la implantación progresiva y las consecuencias. Ha habido múltiples recomendaciones, advertencias y sanciones. El resultado es una gran perplejidad que bascula entre el miedo exagerado o la indiferencia más absoluta. Es cierto que el centro de esa horquilla es muy amplio y abunda la comprensión, la responsabilidad y la solidaridad de una gran parte de la población. A esto se añade un inmenso agradecimiento a todos aquellos profesionales que se extreman al máximo su dedicación y arriesgan sus vidas en favor de los demás.

 

Los ojos cristianos, ante la adversidad, han de situarse siempre en el aumento de la confianza en Dios. Tenemos que intentar huir de la angustia, del desconcierto y la desesperación. Son síntomas que favorecen el egoísmo y la indiferencia. Jesucristo nos pide siempre mantener la confianza en el Padre y dedicar todos nuestros esfuerzos en servir a los hermanos; es tiempo de creer, de esperar y de manifestar una caridad sin límites. Es tiempo de compartir la oración en familia, nuestro tiempo con quienes viven solos, nuestros bienes con los más vulnerables y necesitados, nuestra esperanza con los que sufren el miedo a la enfermedad o la angustia de no ser bien atendidos. Es tiempo de Cuaresma que incide en rehacer la vida para los cristianos; es tiempo de cuarentena para todos que cambia horarios y disposiciones familiares recluidos en los domicilios.

 

Hay muchas plegarias y pasajes en la Biblia que nos dan luz en este difícil camino; recordamos en estas circunstancias la oración de Azarías, en el libro de Daniel: “En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes, ni sacrificios, ni ofrendas… porque los que en ti confían no quedan defraudados” (Dn 3, 38 y ss.). Ante el abatimiento de no tener nada y no saber qué hacer, volver nuestra mirada al Dios de la misericordia y Señor de todo consuelo.

 

Pido a todos intensificar la oración en vuestros domicilios. Utilizad vuestro tiempo para rezar con los hijos. Acompañad con vuestro cariño a los mayores, a los que viven solos cumpliendo siempre las recomendaciones o los mandatos de nuestras autoridades. Es una situación que nos obliga a ser escrupulosos en lo que nos ordenan para promover y cuidar el bien común.

 

He pedido a los sacerdotes, diáconos y consagrados que dediquen todo su esfuerzo para la oración y el servicio a los más necesitados. Que atiendan las indicaciones de los responsables públicos en las convocatorias de las celebraciones sacramentales. No es un capricho de nadie ni es una traición a nuestro ministerio. Es lo que el Señor nos pide en beneficio de todos.

 

Pido a los colaboradores y voluntarios de las iniciativas y servicios socio-caritativos de nuestra Iglesia que den ejemplo de generosidad pero también de estricto cumplimiento de las normas. El martirio es un acto heroico que tiene una recompensa divina pero la posibilidad de servir de contagio de la enfermedad a nuestros semejantes debe frenar nuestro afán servicial. No olvidemos nunca que la persona es el centro de nuestro interés y de nuestra actividad y no podemos arriesgar nada si puede perjudicarla o destruirla.

 

Pido a todas nuestras comunidades una atención exquisita para percibir y atender los grandes perjuicios que provocan esta situación: la soledad, la desesperación, la falta de alimentos o medicamentos, la impaciencia, los enojos o los desánimos por un futuro lleno de incertidumbre. Que la comunidad cristiana se reinvente en sus relaciones y sea creativa en su ayuda continua.

 

 Me parece que acierto si ofrezco, en nombre de todos los cristianos, la colaboración leal y comprometida a nuestras autoridades civiles, sanitarias y de seguridad. Y mucho más. Les agradezco vivamente su servicio y su preocupación por encontrar los medios adecuados en el combate contra esta cruel enfermedad.

 

Cercanía a Dios, atención a los afectados, gratitud hacia todos nos ayudará a mantener la responsabilidad personal ante este acontecimiento. Debemos poner todas nuestras facultades y nuestras disposiciones para defender el derecho de la salud, de la vida en definitiva, de todos. Con ello conseguiremos tener encendida la llama de la esperanza cristiana, regalo de Dios y tarea común del ser humano, para mejorar nuestra convivencia sin que nadie quede en la cuneta de la vida.

 

 + Salvador Giménez

 

  Obispo de Lleida

 

Lleida, 18 de marzo de 2020.

Nota informativa del Obispo de Lleida (14-3-2020)

A los miembros del pueblo de Dios de la Diócesis de Lleida

 

 

Os he enviado anteriormente algunas indicaciones sobre la manera de proceder en las actividades pastorales ante el coronavirus. Como bien sabéis la evolución de la situación provocada es muy rápida.

 

 

La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal española ha emitido una nota que os adjunto y, atendiendo las orientaciones de las autoridades civiles,

 

 

1.- Hago mía la nota de l`Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española y determino que sean de estricto cumplimiento las recomendaciones que contiene.

2.- Dispenso del precepto dominical, mientras las disposiciones oficiales de las autoridades civiles no confirmen el final de la situación, sin prejuicio de la celebración eucarística particular de cada padre.

3.- Quedan suprimidas todas las actividades formativas, durante el mismo período, que se realicen en locales de la Iglesia Diocesana.

4.- Pido que los templos, en horario ordinario, resten abiertos al servicio de las personas que individualmente quieran ir a rezar.

5.- Suspendo el receso cuaresmal de la Catedral del día 15 de marzo, así como también el de los presbíteros del día 16.

6.- Constituyo una Comisión Diocesana, mientras dure la situación tan rápidamente cambiante que sufre nuestro pueblo a causa del coronavirus, para coordinar los servicios sociocaritativos de las parroquias y comunidades cristianas.

 

 

Y pido cumplir con lo que la autoridad civil está prescribiendo en cada momento y al mismo tiempo que, si están a tu alcance, utilices los medios electrónicos más adecuados para ofrecer la Palabra de Dios y ayudar a rogar a los miembros de tu comunidad. 



 

 

+ Salvador Giménez, obispo de Lleida.

 

 

 

 

 En Lleida a catorce de marzo de 2020.

Nota del Obispado de Lleida (12-4-2020)
 
Son muchas las consultas que llegan a este obispado sobre cómo proceder ante la incidencia del COVID-19 y los previsibles contagios, así como ante las repercusiones que tiene en las distintas actividades: culto, catequesis, reuniones de formación de adultos o grupos de Cáritas,… de nuestras parroquias y comunidades.
 
 
Vaya por delante un comentario general. Daré información de manera puntual a medida que las autoridades decidan las orientaciones cautelares que consideren oportunas y necesarias por medio de comunicados. Todos debemos cumplir con las indicaciones que se establezcan. Pido a los responsables de parroquias, asociaciones, movimientos e instituciones de la Iglesia el riguroso cumplimiento de las medidas que vayan sucediéndose.
 
 
Pido también que se busquen siempre medidas alternativas posibles para evitar la supresión de los actos imprescindibles de la vida cristiana. Asimismo solicito de todos aumentar la confianza en Dios ante la situación que en estos momentos vive nuestro mundo.
 
 
Que se insista en la oración constante por los afectados y sus familias, y no contribuir a alimentar la preocupación, el miedo o la alarma en nuestras comunidades. Os adjunto el último comunicado que nos ha llegado a mediodía de ayer por el que se suspenden las actividades que implican una concentración superior a mil personas. Cuando la asistencia sea inferior a esta cantidad, se podrá celebrar en lugares cerrados si sólo se ocupa un tercio del aforo autorizado.
 
 
Por tanto en la gran mayoría de templos es posible celebrar los actos de culto puesto que son espacios grandes, advirtiendo siempre que se debe respetar la distancia prescrita entre personas. Respecto al resto de actividades pastorales, recomiendo que se dé aplicación a lo que en general se afirma en dicho comunicado para los centros educativos y culturales.
 
 
Es posible que progresivamente tengamos que anunciar nuevas orientaciones de la Administración que de forma inmediata os daré a conocer, por el correo electrónico y por la página web del obispado, con las aplicaciones a aquello en que nos afecte pastoralmente. Estas medidas tienen una aplicación de quince días a partir de hoy
 
 
Lleida, 12 de marzo de 2020.