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Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Jue, 12/30/2021

Queridos diocesanos:

 

“Hay tres herramientas para construir hoy una paz duradera: educación, trabajo y diálogo entre generaciones”. Ese es el contenido esencial del Mensaje del papa Francisco que sobre la paz dirige a todos los católicos y personas de buena voluntad del mundo entero en esta jornada que inicia el año 2022. Son palabras que brotan del corazón de un hombre preocupado por la paz y que recogen el sentir de la Sagrada Escritura y de la Tradición de la Iglesia para interesar a todos y fundamentar las ansias de paz del género humano. El hombre ha hecho a lo largo de los siglos un montón de tropelías y ha causado muchas muertes por las guerras que ha protagonizado pero podemos decir que fundamentalmente está hecho para la paz que es un don de Dios. Es una constante aspiración, es un permanente deseo, es un urgente compromiso en favor de toda la humanidad. Cada año, el día 1 de enero, el Papa nos invita a rezar y a trabajar por la paz.

 

Pretendo con estas líneas invitar a todos a la lectura del mensaje papal. Es un texto corto, con un elenco de muchos problemas actuales que perturban la paz y con un resumen de apuntes y consejos para colaborar en la consecución de la tan deseada promesa mesiánica.

 

También, por supuesto, un breve comentario para insistir en la importancia de nuestro trabajo concreto, personal y diocesano, por la paz en nuestro entorno y en el mundo entero. Utilizando nuestras propias habilidades, siendo coherentes con el respeto y dignidad de los demás y deseando ser protagonistas y herederos de la bienaventuranza proclamada por Jesús porque aquella es un don mesiánico y una obra humana.

 

En el Mensaje el Santo Padre identifica tres contextos de gran actualidad sobre los que reflexionar y actuar. De ahí el título: “Educación, trabajo, diálogo entre generaciones: herramientas para construir una paz duradera”.

 

El pasado 1 de enero ofrecía la “cultura del cuidado”, un camino propuesto para erradicar la cultura de la indiferencia, el descarte y la confrontación, imperante demasiado a menudo en nuestros días. Ahora propone una lectura innovadora que responda a las necesidades de los tiempos actuales y futuros. La invitación a través de este triple tema es, por tanto, a leer los signos de los tiempos con los ojos de la fe, para que la dirección de este cambio despierte viejas y nuevas preguntas con las que es justo y necesario enfrentarse.

 

¿Cómo puede la educación y la formación construir una paz duradera? Cualquier estudio sociológico señala el ámbito educativo como el más adecuado para diseñar un futuro mejor en todos los órdenes para la humanidad. También fomentando hábitos de paz, de cercanía, de fraternidad entre niños y jóvenes; desechando las actitudes agresivas, de confrontación, de odio entre los pueblos. No reproduzcamos modelos violentos, de guerra, de muerte.

 

¿El trabajo en el mundo responde más o menos a las necesidades vitales de justicia y libertad del ser humano? Si pretendemos que nuestro mundo sea más pacífico, deberemos practicar con tenacidad y con coherencia aquello de trabajar para vivir (y no de modo desaforado vivir para trabajar) y que prevalezca siempre una conciencia colectiva de un trabajo digno para todos. Es difícil pero no imposible si conseguimos un cambio de mentalidad radical.

 

¿Son las generaciones realmente solidarias entre sí? La respuesta está muy desarrollada en dos últimos documentos de este Papa que nos han hecho pensar mucho, uno referido a la casa común, la creación, mirando al futuro (Laudato si’); otro referido a la fraternidad universal (Fratelli tutti) mirando a los ojos de las personas como lo que son, hijos de un mismo Dios.

 

Con mi bendición y afecto.

 

+Salvador Giménez, obispo de Lleida.