Queridos diocesanos:

El patrimonio inmueble que se contempla en todas nuestras diócesis tiene una importancia capital y nos corresponde a todos su cuidado. A los responsables diocesanos de un modo especial. Templos, ermitas, santuarios…que nuestros antepasados construyeron con su esfuerzo y que nos legaron para el uso y disfrute de las siguientes generaciones hasta hoy. No nos cansaremos de repetir que su finalidad era el culto a Dios y la reunión de la comunidad cristiana para orar, implorar, agradecer y fortalecer la misma fe recibida.

En los últimos años se ha producido una campaña contra los poseedores o propietarios de   dichos inmuebles acusándoles de apropiación indebida, de nulo respeto a las normas civiles y de poco interés en el cuidado y la restauración de los mismos. En estos momentos parece que ha concluido esta campaña que ha escandalizado a unos y ha dejado preocupados a otros. Casi siempre surgen noticias negativas sobre la realidad de los bienes de la comunidad católica. Hoy quiero alzar la voz por todos aquellos que construyeron y cuidan el patrimonio. A veces se nos olvida agradecer su labor y es toda la comunidad cristiana la más interesada en mantener con esmero su patrimonio y desde donde salen las ayudas anónimas para dicha finalidad. Es cierto que contamos con el interés de las autoridades de las diversas administraciones públicas con recursos económicos. También solemos dar gracias por sus ayudas efectivas. Algunos muestran su extrañeza aduciendo que no se puede invertir en propiedades privadas. Hay que recordar que nada más público que un templo que está abierto a todos aquellos que lo quieran utilizar para una celebración religiosa o para el disfrute de su belleza singular. Así es en todas nuestras poblaciones donde el templo es el edificio más representativo y querido por sus habitantes.

Digo todo esto para elogiar, como un contrapunto, a todos los que se preocupan positivamente por esta finalidad. También para agradecerles su tarea que redunda en bien de todos y que resulta en ocasiones poco reconocida y valorada por la gran mayoría de la sociedad seguramente por olvido o por ignorancia. Hoy deseo hablar de CATALONIA SACRA, un proyecto conjunto de las diez diócesis creado en 2012 con la voluntad de dinamizar el patrimonio cultural de la Iglesia. Hace pocos días, 28 de febrero, se presentó la Agenda de Actividades del año 2024 en un solemne acto en CaixaForum Macaya de Barcelona. Se puede consultar en su web https://www,catalonia sacra.cat

Dicha presentación contó con una gran asistencia de profesionales e interesados. También con los responsables diocesanos y sus equipos de trabajo. Es impresionante constatar la gran cantidad de actividades propuestas en las diversas demarcaciones diocesanas y el excelente resultado que atesoran por su numerosa asistencia de público diverso. Todos acaban agradeciendo la tarea en general y elogiando el hecho concreto que han protagonizado descubriendo un edificio singular o un estilo artístico determinado. Se sorprenden al mismo tiempo de lo mucho y bueno que tenemos y que estamos obligados a restaurar y conservar. 

Los responsables diocesanos quisimos darle importancia merecida a esta presentación e invitamos para ello al Cardenal José TOLENTINO MENDOÇA, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación. Es un eminente intelectual portugués que ha reflexionado mucho sobre la cultura y la evangelización; ha ocupado cargos de responsabilidad en diversos organismos vaticanos y tiene una gran obra escrita que ha sido admirada por toda clase de intelectuales y pensadores. Su aportación fue una especie de respuesta-reflexión a un cuestionario sobre cultura y patrimonio que le había sido entregado unos días antes. Muchas preguntas y excelentes respuestas.

Con mi afecto y bendición                                           

+Salvador Giménez, obispo de Lleida.