|21-02-24| El Obispo Emérito de Huelva José Vilaplana Blasco estuvo en Lleida la semana del 19 de febrero porque fue director de los Ejercicios Espirituales anuales de la diócesis que han tenido lugar en la Casa Sacerdotal. Vilaplana es de Benimarfull (Alicante) y entre los años 1984 y 1991 fue obispo auxiliar de València, entre 1991 y 2006 obispo de Santander y desde el 2006 hasta el 2020 obispo de la diócesis onubense, en la cual queda como Administrador Apostólico. Pasó a ser obispo emérito de la misma diócesis el 25 de julio de 2020, por la toma de posesión de su sustituto, Santiago Gómez Sierra.

 

"El obispo de Lleida, Salvador Giménez, con quién que nos conocemos desde pequeños, me pidió ser director de estos Ejercicios Espirituales, en parte porque ya me conoce, y también ya me había oído predicar, por lo que creyó que podía ayudar a los curas", explicó Vilaplana, quien ya había dirigido Ejercicios Espirituales en otros lugares. El obispo emérito onubense ya había estado en Lleida el 1991 en una visita al seminario cuando era obispo de Santander. "De Lleida tengo un recuerdo sobre mi padre, puesto que hizo el servicio militar en la Seu Vella, y cuando era niño había visto fotografías de él en el claustro vestido de soldado. En aquella visita en Lleida recuerdo ir a la Seu Vella ya como un lugar donde ya no había militares", señaló y también dijo que desde entonces no había vuelto a la capital del Segrià, "donde ahora he estado muy a gusto con los sacerdotes". "No había vuelto a Lleida por mi trabajo como obispo y estos días, con el obispo Salvador, he aprovechado para celebrar la Eucaristía en Bovera, donde me encontré a gusto porque ahora vivo en un pueblo pequeño. También fuimos a Àger, donde no había estado nunca y me gustó mucho, al Monasterio de les Avellanes y después asistimos al Via crucis que se hizo en el Sant Crist de Balaguer". Además, concelebró misa en la parroquia del Carme, también visitó la iglesia de Sant Llorenç y asistió a un concierto. "Disfruté mucho".

 

Respecto a su relación con el obispo Salvador, explicó que "somos amigos desde la infancia, nuestros pueblos están a solo cuatro kilómetros de distancia y al seminario ya íbamos juntos". Después, afirmó, "tuvimos la suerte de trabajar juntos en una misma parroquia de Gandia y en un colegio-seminario de Xàtiva y la amistad ha continuado toda la vida". Vilaplana quiso destacar la comunicación "muy fraternal y de mucha amistad" con  Salvador, que han sido educadores de personas que ahora son presbíteros y que "hemos compartido la vida".

 

Con relación al Sínodo que se está haciendo, opinó que "la Iglesia es siempre sinodal, hay que recordar siempre las cosas importantes y tenemos que tener conciencia que en la Iglesia caminamos juntos, puesto que no solo forma parte el Papa o los obispos, sino también la persona más humilde y sencilla  de una parroquia". También resaltó que "tenemos que escucharnos para aprender los unos de los otros".

 

Sobre la Cuaresma, el obispo emérito onubense la resumió en tres aspectos: confianza en Dios Padre, seguir a Jesús y docilidad de Espíritu Santo y estar abiertos a las sorpresas que Dios nos pone en el camino.