|21-02-24| Un manto nuevo para la Mare de Déu de la Soledat de la Puríssima Sang de Lleida para preservar el orginal, una obra única y centenaria. Es la iniciativa de las alumnas del taller de costura de la Associació de Veïns de la Zona Alta-Ricard Viñes que han creado una pieza que la virgen podrá lucir en las procesiones de Semana Santa cuando haga mal tiempo o llueva. Una de las artífices es Conchita Rivas, modista y profesora del taller de costura, que se mostró "orgullosa y muy contenta" por el manto que han hecho gracias a la dedicación de horas y de aportaciones económicas solidarias.

 

Rivas explicó al diario Segre que la idea se gestó en la Associació de Veïns de La Bordeta, donde impartía un taller de costura y en la que organizaron un sorteo para poder recaudar los primeros fondos. "El mosén nos dio la tela y la idea era ponerle un forro, pero cuando nos dijeron que podría lucirse en fechas tan señaladas como la Semana Santa nos esmeramos más", señaló. De La Bordeta, el manto se trasladó a la asociación de la Zona Alta-Ricard Viñes. "Hemos ido trabajando desde octubre con mucha ilusión y dedicación y todas las alumnas han aportado, por lo que para nosotras el manto es maravilloso", destacó Rivas.

 

La pieza tiene el mismo tamaño que el original, de 4x4 metros, y cuenta con tres pasamanerías diferentes así como una cuarentena de estrellas confeccionadas en Alicante. "Ha sido un trabajo en equipo", destacó Montse Parra, una de las alumnas del taller que han participado en la confección junto a Dolors Armengol, de la sección de mujeres de la asociación. Por su parte, la presidenta de la entidad, Glòria Ferrer, explicó que el manto, así como las creaciones hechas en el taller, se mostrarán en una exposición el próximo 8 de marzo. El coste ha sido de entre 700 y 800 euros y han contado con la colaboración de la mercería Fanni o el Club Pallars. El manto original, que fue restaurado por la Congregació de la Sang, data de 1929 y sobrevivió a la Guerra Civil escondido, junto a otros dos mantos, en las carboneras de la Casa de la Maternitat (ahora la Biblioteca Pública).

 

TEXTO y FOTO: diario Segre