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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 04/08/2012
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¿La resurrección o el resucitado?

La buena noticia de la resurrección, según el relato de los Hechos de los Apóstoles, que os recomiendo leer y meditar, provocó reacciones agresivas porque la comunidad cristiana no se limitó a explicar unos acontecimientos sobre Jesús de Nazaret, sino que empezaron a anunciar con fuerza: “aquel quien vosotros hicisteis crucificar está VIVO!”. Esto es como ponerle al prójimo el dedo en el ojo,  es decir que Dios da la razón a una persona que había sido descalificada y reivindicó su nombre y el valor de su vida y de su palabra. Es decir que Dios está de su parte... y no de la parte de quienes lo excomulgaron.

Desde aquel “primer día de la semana...” y jugándose la vida, los discípulos proclaman el valor fundamental de la palabra de Jesús y de su proyecto, según su  manera de entender las cosas.  Predican el núcleo de la fe cristiana pidiendo creer en Jesús, confiarse a él e incorporarse a su Iglesia: anuncian su itinerario desde Galilea hasta Jerusalén, sus palabras y milagros como signos de la misericordia de Dios, proclaman su muerte en cruz y su resurrección de entre los muertos. Y dan testimonio de una nueva humanidad nacida del costado abierto del Nazareno, convencidos de que hay una manera nueva de vivir y comprometerse en la tarea de transformar este mundo conflictivo, y que es posible construir y consolidar un modelo de relaciones basadas en el amor y el perdón, en la verdad y la justicia, en la paz y la libertad.

Proclamar que Jesús no ha quedado prisionero de la muerte es vivir y hacer experimentar esta forma alternativa de vida y del mundo que Jesús comenzó. No basta decir que la vida ha vencido a la muerte porque esto es reducir el contenido de la resurrección y, como alguien ha dicho, es una música que no hace bailar. Hace falta hacer “un camino de fe” que nos haga experimentar la resurrección de Jesús como un hecho salvador, liberador para nuestras vidas, que lleva a creer en Jesús y a asumir sus  actitudes, sus opciones y su propuesta.

“¿Buscáis a Jesús? No está aquí, ha resucitado” (Mc 16,6). Nuestra participación en esta vida nueva de resucitados empieza con el Bautismo, que nos hace Hijos de Dios y miembros de su pueblo que es la Iglesia. Pero para sentir y ver estas realidades hace falta abrir los oídos y los ojos de la fe, hace falta un corazón creyente. Esta es nuestra fe y nuestra esperanza.

BUENA PASCUA A TODO EL MUNDO.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida