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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 07/07/2013
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Es un convencimiento reiterado en la enseñanza de la Iglesia que la solución gradual de la cuestión social hay que buscarla "haciendo la vida humana más humana", para lo cual el trabajo adquiere una importancia decisiva (Cat. Igl. cat. 2427). Desde la perspectiva cristiana, el trabajo es uno de los componentes esenciales de la vocación del ser humano llamado a "dominar la tierra" (Génesis 1-2) y una auténtica participación en la creación. El trabajo otorga dignidad a la persona y, además, hace real el principio del destino universal de los bienes.

Según el Papa Francisco (25/05/2013), "no hay peor pobreza material que aquella que no permite ganarse el pan y que priva de la dignidad del trabajo. El paro, la falta y la pérdida del trabajo está propagando de manera preocupante los límites de la pobreza y hay que repensar el concepto de solidaridad, como un replanteamiento global de todo el sistema, volviendo a darle su merecida ciudadanía social". Es aquella espiritualidad del trabajo, solidaria y de comunión, que ya pedía el beato Juan Pablo II (Novo Millennio Ineunte 10), con una fuerte llamada a superar los desequilibrios económicos y sociales existentes en el mundo del trabajo, y a gestionar con decisión los procesos en función de la solidaridad y el respeto por cada persona.

En Lleida, por iniciativa de la Red de Entidades Cristianas de Acción Caritativa y Social, hemos querido poner en marcha la creación de un FONDO SOLIDARIO PARA LA INCLUSIÓN, que ayude a paliar la experiencia dramática del paro, tanto juvenil como el de larga duración, en los colectivos más excluidos. Se trata de conseguir CONTRATOS SOLIDARIOS EN EMPRESAS SOCIALMENTE RESPONSABLES, contratos no estrictamente necesarios hechos a personas que atendemos desde las entidades de la Red, con trabajos de un nivel de calificación bajo.

Estamos convencidos de que las transformaciones sociales no ocurren automáticamente. El factor decisivo es el ser humano y debe seguir siendo el verdadero protagonista (cf. Laborem exercens 10). Las personas se expresan y se realizan mediante su actividad laboral que, al mismo tiempo, tiene una dimensión social por su íntima relación con la realidad familiar y con el bien común.

Gracias a Dios, en muchos lugares se va consolidando la convicción de que la crisis actual no es sólo económica y financiera, sino también ética y antropológica. Ciertamente hay una relación necesaria entre trabajo y capital, pero la prioridad la tiene el trabajo, cuyos frutos se desea que estén a su servicio y al de los demás. Por ello, el Papa Francisco insiste en "volver a la centralidad del hombre, a una visión más ética de las actividades y de las relaciones humanas, porque por encima de la lógica de los negocios, de la lógica y de los parámetros del mercado, está el ser humano".

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida