El DIA DE LA IGLESIA DIOCESANA (en Catalunya “Jornada de GERMANOR”) que celebraremos el próximo domingo (día 17) nos hace revivir a todos los bautizados una realidad bien concreta: que somos miembros de una Iglesia Particular o Diócesis. Como os recordarán vuestros sacerdotes, es una llamada a poner en común nuestros bienes de manera significativa para intentar asegurar el sostenimiento de la Iglesia de la que somos miembros vivos. A pesar de las dificultades actuales que todos padecemos, necesitamos poner en común nuestras pobrezas para poder asegurar también mejor nuestros servicios. Desde diciembre de 2006, la financiación de la Iglesia Católica en España depende únicamente de las asignaciones directas que hacemos a través del IRPF y, sobre todo, de los donativos, colectas y limosnas voluntarias. Todo ello son opciones hechas siempre con total libertad y que quiero agradecer de todo corazón.
Somos miembros de la Iglesia por un don gratuito de Dios, y queremos responder generosamente con palabras y obras, haciendo ver que la fe en el Dios de Jesús es fuente y garantía de realización personal, de humanización para la sociedad y de solidaridad efectiva con los más frágiles.
Entre nosotros tenemos un ejemplo bien concreto (junto a otros muchos): el Proyecto de Viviendas Sociales en el Antiguo Seminario de Lleida que están haciendo posiblelos más de cuarenta voluntarios que están trabajando en él (la mayoría de acciones pastorales de nuestra Iglesia funciona gracias al voluntariado). Desde el principio contamos también con la colaboración de miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Intentamos ayudar a un colectivo especialmente vulnerable ofreciendo un techo donde vivir mientras van encontrando solución a su difícil situación pero, sobre todo, un acompañamiento y una ayuda en estos momentos tan dolorosos. No estamos solamente ante un proyecto de reconversión de un edificio en desuso sino que también queremos poner en el centro a la persona mostrando que, “entre todos y para el bien de todos” y con gratuidad, se puede vivir de otra manera. Estamos hablando de participación, de complementariedad, de puesta en común para el bien de todos sin excluir a nadie.
¡AYUDA A LA IGLESIA!, GANAMOS TODOS: para mantener y asegurar sus diferentes actividades de servicio, y para sostener las responsabilidades pastorales y el culto, necesitamos una aportación suficiente y continuada. Seamos generosos en nuestra aportación al Fondo Común de nuestra Iglesia Diocesana en este Día de Fraternidad, y oremos intensamente también los unos por los otros.
Recibid la salutación y el agradecimiento de vuestro hermano obispo,
+ Joan Pirirs Frígola, Obispo de Lleida