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Ayudando a vivir (Obispo Joan)
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Fecha publicación: 
Dom, 09/01/2013
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Acabamos el curso reproduciendo estas palabras del Papa Francisco: "No hay peor pobreza material que aquella que no permite ganarse el pan y que priva de la dignidad del trabajo. El paro, la falta y la pérdida del trabajo está propagando de manera preocupante los límites de la pobreza y hay que repensar el concepto de solidaridad, como un replanteamiento global de todo el sistema, volviendo a darle su merecida ciudadanía social. Hay que volver a la centralidad del hombre, a una visión más ética de las actividades y de las relaciones humanas, porque por encima de la lógica de los negocios, de la lógica y de los parámetros del mercado, está el ser humano".

La enseñanza social de la Iglesia es más que abundante y, ahora que vamos a iniciar un nuevo curso, sería muy bueno dedicarle una especial atención dadas las circunstancias que nos rodean en estos últimos años. Adjunto algunas muestras:

"Si para el desarrollo necesitamos técnicos, es mayor aún la necesidad de pensadores de reflexión profunda que busquen un humanismo nuevo, que permita al hombre moderno hallarse a sí mismo, asumiendo los valores superiores del amor, de la amistad, de la oración y de la contemplación. De esta manera se podrá realizar, en toda su plenitud, el verdadero desarrollo, que es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas" (Populorum Progressio 20).

"La regulación de la economía únicamente por la ley de mercado rompe la justicia social, porque hay numerosas necesidades humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado" (Cat. Igl. Católica 34).

"El hecho de estar sin trabajo durante mucho tiempo, o la dependencia prolongada de la asistencia pública o privada, mina la libertad y la creatividad de la persona y sus relaciones familiares y sociales, con graves daños en el plano psicológico y espiritual. Quisiera recordar a todos, en especial a los gobernantes que se ocupan en dar un aspecto renovado al orden económico y social del mundo, que el primer capital que ha de salvaguardarse y valorar es el hombre, la persona en su integridad" (Benedicto XVI, Caritas in veritate 25).

"Entonces el Señor preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Él respondió: No lo sé. ¿Acaso soy el guardián de mi hermano? El Señor le dijo: ¿Qué has hecho? ¡La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra!"(Génesis 4, 9-10).

"Es la hora de una nueva imaginación de la caridad, que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas que damos, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea percibido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno" (Novo Millennio Ineunte 50). 

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida