Información patrimonial:
La iglesia de Santa Maria de Coll de Tor es un edificio de una única nave, con un ábside semicircular a la cabecera, y cubierta con vuelta de cañón. Posteriormente, se añadió una capilla al muro norte y un campanario de torre en el sur. La portalada, con dos arquivoltas, se complementa con el anagrama de Cristo en relevo a la parte superior. Una pizarra encontrada al macizo del altar parece que nos da la fecha de la consagración del templo, el 1110.
Fuente: Informació extreta de L'informatiu del Bisbat de Lleida editat entre el 2001 i 2008
Hechos y costumbres:
La iglesia parroquial de Santa Maria, de una nave, está ornamentada con arcuaciones lombardas al exterior. El portal, del siglo XII, es formado por arquivoltas en degradación. Aquello más remarcable, pero, es su torre maciza con campanario de cuatro plantas y la fachada que da al cementerio, construida con grandes sillares aparejados en hiladas irregulares en altura. Una espléndida puerta románica, con triple arcuación y pilares adornados con motivos vegetales y animales monstruosos.
En el Museo Diocesano de Lleida hay una imagen policromada de la Virgen (procedente de esta población) que según nos informan fecha del siglo XVI. Asímismo, al mismo lugar, se llevaron unas bellas mesas góticas.
El lugar de Cóll tiene el privilegio de contar con documentación que ya lo menciona en 819. Sin profundizar en la historia, en 1085 fue dada a Sant Andreu de Barravés y en el siglo XIII pasó a la Mitra de Lleida.
San Sebastián y los patrones
El pueblo tiene gran devoción a sant Sebastià, pero el patronazgo su los días de la Virgen María del 15 de agosto y de San Juan el 24 de junio.
La Cofradía de Roser
Había la cofradía de Roser, y podría ser que también, en tiempos pasados, existiera alguna otra. La fiesta de la cofradía era celebrada el primer domingo de octubre, fecha de la fiesta de Roser
Durante una infinidad de años y quizás de siglos, en muchos pueblos no ha habido otra asociación piadosa que la cofradía de Roser. Pertenecía, normalmente, a toda la población, y pagaban, en el caso de Cóll, tres pesetas anuales, esto les daba derecho que al morir alguien se le dijera una misa por el eterno reposo. Cuando alguien de la cofradía estaba enfermo los otros iban a hacerle el trabajo, y también a hacerle compañía a su cama de enfermedad. La gente era muy ayudada —dicen—.