Era natural de Zaragoza, de familia humilde y con pocos recursos económicos. Estudió en el Estudio General de Lleida. Fue inquisidor general y confesor de Felipe III. A los 27 años ya era vicario general de Valencia, cargo que desempeñaba cuando en 1621 fue elegido obispo de Lleida, según el boletín de 19-IV-1621. Tomó posesión el 14 de Junio y el 14 de Noviembre ya hizo su entrada. El año siguiente 1622 convocó sínodo diocesano, tuvo mucho cuidado en las visitas pastorales y dictó unas minuciosas orientaciones sobre como debía celebrarse la misa, confesar, custodiar el santísimo, comulgar,, etc.

Extracto del decreto de visita pastoral al obispado:

• Sobre el portal de cada iglesia parroquial debía ponerse una imagen de piedra o de madera del santo titular, “para que se sepa quien es y el que pasase por allí se encomendase a dicho santo” .
• Que a cada archivo parroquial hubiese los “quinqué libri: de bautizados, confirmados, casados, excomulgados, y difuntos.
• Que la Unción de los enfermos se hiciese con el dedo gordo y no con la aguja de plata.
• El confesor llevaría sobrepelliz y estola morada.
• Fuera del confesionario únicamente se confesaría a los enfermos. Nadie en casas de campo o en las calles. Todos en los confesionarios.
• El santísimo debía renovarse cada domingo.
• Que no se celebrase la misa con vino negro, únicamente con vino blanco: “era horroroso y fastidioso ver los purificadores manchados”. 
• El revestirse para celebrar la misa tenía que hacerse en la sacristía, no en el altar.
• No se podía asistir a misa desde el exterior del templo. No valía.
• Que los monaguillos y los sacristanes vistiesen de manera un poco más decente.
• Que el cementerio estuviese bien cerrado. Las reliquias se guardarían en el sagrario, algunas veces no eran reliquias. 

También dictó una normativa sobre archivos parroquiales y custodia de sus libros. Trajo a la catedral las reliquias de San Ramón y de San Valerio de Roda, aunque acusado de haber expoliado los sepulcros, el nuncio, Lorenzo Campeggi,  le obligó a devolverlas a Roda.

En el año 1626 el rey Felipe IV visitó Lleida, y como era habitual los halagos y cumplidos de los obispos al monarca, tampoco faltaron esta vez. 

Durante su episcopado se establecieron en Benabarre las monjas dominicas de clausura. Una de sus fundadoras fue Sor Martina de los Ángeles, de quien se inició el proceso de su beatificación, aunque después no continuase. Posteriormente las monjas se trasladaron a Alcañiz, Zaragoza.

Desde Valencia y para la toma de posesión, el 14 del VII, delegó los poderes en su hermano Jerónimo. Dejó escrito: ““Entré en Lérida domingo a 14 de Noviembre del año 1621, y este día, en el altar mayor de mi iglesia catedral juré las concordias infrascritas y demás estatutos...”.

Eran las concordias establecidas entre el obispo Loaces en el capitolio de la catedral sobre el tema litigioso de los “coniudices”

Fue elegido miembro del general de Catalunya por el estamento eclesiástico. Falleció en Barcelona el 17-II-1632.

Mn. Ramiro Viola González